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Francisco San Román (1894)
Contenido
Figuras
Anotaciones
Texto de San Román
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página +
1894: página 209 - 215
Carta de Orrego (1903)
El texto de Francisco San Román es una buena, temprana, descripción geológica del distrito minero Tres Puntas. Él destaca el potencial del distrito, la falta de investigación y la probabilidad de encontrar más recursos. Su texto por un lado es bien científico, por otro lado no mantiene estrictamente su estilo científico.
- 1 -
Ya en 1894 se usaba la palabra propilítica - para una roca alterada.
- 2 -
San Roman compara el paisaje desértico con las formaciones glaciales - post-glaciales;
la morfología suave es realmente una semejanza pero hay que destacar que
hay diferencias profundas entre los dos tipos de paisaje.
- 3 -
Principalmente Gryphaea Arcuata y Gryphaea Darwinii
véase foto
véase dibujos históricos
- 4 -
San Román especifica en este párrafo la ausencia de investigaciones científicas,
especialmente la falta de planos y modelos de las minas de Tres Puntas.
Carta de San Roman et al. (1892) del sector Tres Puntas y Placilla en el desierto de Atacama, Chile. La línea segmentada corresponde al camino de Inca.
Literatura: Tres Puntas
Extractos del libro "Reseña Industrial e Histórica de la Minería i Metalurgjia de Chile" de Francisco San Román del año 1894. Una descripción de la geología y minería del distrito de Tres Puntas.
Tres Puntas:
Las estratas calcáreas continúan su invariable curso al NE., dejando
rastros de su paso en pequeños islotes o cáscaras de rocas pegadas
a los cerros o asomando por debajo del aluvión del desierto hasta
llegar a chocarse contra las faldas australes de dos pequeños cordones
que se atraviesan en el llano lonjitudinal i que recibieron de los
mineros los nombres de “El Volcán” i «Tres Puntas».
Objeto de reales o soñados derroteros, ya se sabe cómo vino al fin
el acaso a dar con aquellos nuevos emporios de la plata.
No se presenta allí la característica formación en potentes sucesiones
de estratas que se divisan a lo lejos con sus siluetas suaves i
continuas, sus cortes abruptos i sus fajas, ondeando en las alturas
como anchas cintas de colores varios.
En el Chimbero es apenas una protuberancia que asoma entre los matices
de rojo oscuro i violado de las areniscas terrosas de una época
antigua, pero indeterminada. Asoma una corta extensión de diorita
por el sur i contra ella llegan a estrellarse i desvanecerse los
mantos calcáreos impregnados de mineral de plata que constituyen
aquel poderoso criadero. Rocas euríticas de diversos matices ocupan
el resto de la formación.
Extendiendo desde allí la vista sobre la llanura del árido desierto,
la atención se fija sobre una altura que se ostenta i destaca como
mensajero avanzado al encuentro del viajero que hacia allí se dirije
desde todos los rumbos del sur. Es «El Bonete» cerro adusto por
sus colores oscuros i su aspecto volcánico, sus ásperos flancos
i su cumbre redondeada en la forma que indica su nombre.
Curioso detalle es este hecho que ya dejarnos señalado en Chañarcillo
con el cono volcánico de Bandurrias, como testigo de las acciones
interiores del p1aneta i vijilante de las riquezas allí encerradas;
reproducido también en El Bonete de Tres Puntas; repetido después
en Caracoles para servir de guía por las soledades de aquel vasto
páramo bajo la misma forma característica en la altura que los primeros
exploradores llamaron «El Centinela», i que todavía podríamos referir
a un cuarto caso en Esmeralda, respecto del mogote que lleva el
nombre de “El Difunto”.
Desde Chimbero, pasando por entre El Volcán i El Bonete, se llega
a pocos kilómetros de viaje al terreno en que están las minas de
Tres Puntas, sobre formación calcárea en una llanura ondulada. Por
el centro, una gran corriente de una diorita porfídica, hermosa
roca que puede equivaler a la propilita (1) de Nevada, en Estados
Unidos, forma un poderoso dike de cuyos crestones se han desprendido
trozos que, redondeados por la acción del tiempo i esparcidos por
la superficie, ofrecen el aspecto de un campo sembrado de bloques
errantes que hubieran sido depositados allí por los hielos viajeros
de la época glacial (2).
La fantasía de los cateadores, impresionada con aquel aspecto extraño,
hizo nacer en algunos de ellos la idea de alguna relación de aquellos
bloques con los criaderos de la plata i lo tenían en cuenta entre
sus signos indicadores de la riqueza.
En las faldas del cerro de Tres Puntas se muestran los bancos de
andesitas i tufos traquíticos abigarrados en relación con las estratas
calcáreas, entre las cuales se destaca una capa negra que es un
verdadero conglomerado de grífeas (3) características del lías trabada
por cemento impregnado de betún fósil que despide desagradable olor
al ser golpeada con el martillo.
Esta capa fosilífera constituye un horizonte geolójico que se manifiesta
también al pie del cerro dc Chañarcillo; i en la mina San Carlos,
de la cordillera del Juncal al Carrizo, forma una de las cajas del
filón arjentífero.
Como en Ladrillos puede decirse del Chimbero, con mayor razón, i
también de Tres Puntas, que la transición desde la rejion superior
de las especies cloruradas de la plata hasta la de los sulfuros,
ha sido aún más rápida i en muchísimo menos extensión de profundidad
que en Chañarcillo.
La mina «Buena Esperanza» i pertenencias anexas del Chimbero resultaron
del hallazgo de un crestón de puro cloruro de plata acompañado de
gangas calizas, de óxidos ferrujinosos térreos i de someras indicaciones
cobrizas de las especies de color verde.
Los descubridores atacaron aquello a tajo abierto i poco tardaron
en descubrir que no se trataba de la existencia de un filón único
sino de una serie de mantos o vetas manteadas que aquél intersectaba
enriqueciéndose así mismo i repartiendo corrientes de mineral por
entre los mantos sucesivos hasta considerable distancia de la línea
de intersección, distancia que en partes ha excedido de cien metros.
Ningún estudio razonado ni planos ilustrativos de los caracteres
jeognósticos de aquel poderoso e interesante criadero han dejado
los administradores de aquella mina que tanto abundaron en recursos
i dinero sin límites para haber desarrollado un sistema de exploraciones
subterráneas que tan fecundo habría sido en los días de la actual
decadencia. Allí se sucedieron ingleses, franceses i alemanes, pero
de ninguno de ellos hemos podido obtener rastros que nos guiaran
con el criterio de la investigación en aquel laberinto subterráneo
de criaderos en todas las formas i de labores seguidas a todos los
vientos de la rosa náutica (4).
Las rocas euríticas intervienen allí con las estratas calcáreas
en capas introductivas, pero distribuyéndose en un orden o según
alguna lei que nadie se ha cuidado de averiguar. En todos los tiempos
hubo allí ese aire de misterio, de supuestos secretos i de santos
tapados que la vulgaridad i la táctica leguleya en la ventilación
de los pleitos opusieron siempre al estudio i al jeneral conocimiento
de las condiciones i singularidades de cada asiento minero, lo que
tan enseñadora experiencia i tan útiles obras de información i consulta
pudo habernos dejado.
En poco más de cien metros de profundidad, la nomenclatura del manto
de las AA, de las BB, i de las MM, en la serie de capas metalíferas,
había agotado el alfabeto de las lenguas, distinguiéndose con el
nombre de Manto San Juan de Dios el que más millones arrojó a la
circulación de la fortuna pública de Chile.
A tan somera profundidad, ya nada se sabía del porvenir de aquel
opulento depósito: la veta Buena Esperanza, en su regular formación
i ordinarias dimensiones de corrida i potencia, no fue objeto de
investigaciones en hondura después que la interposición de un caballo
de piedra la separó en dos grupos rellenos solo del jeneroso carbonato
de cal, pero sin beneficio de costeo; ni se siguieron exploraciones
en la horizontal sobre ella ni sobre los mantos en busca de alguna
solución que tan importante pudo haberse encontrado buscando las
correlaciones estratigráficas o de panizos minerales entre el Chimbero
i Tres Puntas.
Como lazo de unión entre ambos puntos, se desarrolla la formación
calcárea en el cerro del Volcán, en la mina del mismo nombre, i
por otro lado en la San Pedro Nolasco, en la Republicana i en las
ricas guías de la Barcelonesa, con la inseparable roca verde eruptiva
i los granates metamórficos de Chañarcillo.
En Tres Puntas abren los filones sobre el terreno apenas ondulado
o en la superficie, pero presentándose firme la formación estratificada
en hondura.
Las rocas eruptivas han producido allí accidentes más perturbadores
i profundos que en Chañarcillo, arrastrando a las vetas en su curso
i dislocándolas fuertemente. Así el filón de la corrida de la “Juana”,
«Salvadora» i «Al fin Hallada" corre recostado i estéril contra
el muro oriental del dike diorítico; se enriquece al atravesar la
formación estratificada calcárea cambiando al mismo tiempo de dirección;
se empalma con otros filones o chorros de carbonato de calcio o
sulfato de bario que lo enriquecen más aun, i hace de esta manera,
de un accidente a otro, ángulos que imprimen a su curso la forma
de zig-zag.
El grueso de la formación estratificada no parece considerable allí,
pero los trabajos en la Al fin Hallada sostuvieron la extraordinaria
producción de plata nativa i de minerales puros mientras duró aquélla,
sin interrupción hasta los 130 metros verticales i en un trecho
horizontal que abrazó hasta 150 metros.
Siguiese con buenas expectativas de continuidad por 170 metros más
a cuya hondura se interpuso un dike o chorro dentro del cual, deshecha
la veta, no se continuó la perforación, abandonándose entonces las
exploraciones hasta el día de hoi i quedando así por resolver uno
de los problemas subterráneos más acariciado por la fe i constancia
de los mineros copiapinos.
Numerosas otras minas de Tres Puntas, como la «Victoria», «Lautaro»,
«San Rafael» i otras, todas ellas ricas dentro de las primeras honduras,
i labradas sobre filones de diferentes rumbos i con caracteres más
o menos análogos, han sido abandonadas también sin haber resuelto
las dudas de la continuidad de sus beneficios en nuevas rejiones.
Criaderos de otro carácter, en rebosaderos, como la «Gallofa», i
en sucesiones de mantos, como la «Luz del Pilar», no han sido objeto
de reconocimientos que podrían descubrir nuevos i fecundos terrenos
de explotación.
Ascendiendo a cierta altura por la falda del cordón de las Tres
Puntas, se encontró el manto que llevó el nombre de «San José»,
situado al pie de un morro diorítico i el cual fue estudiado especialmente
por el distinguido injeniero jeólogo don Lorenzo Sundt durante nuestras
exploraciones del desierto de Atacama. Describe allí una dislocación
del terreno que hace aparecer un resbalamiento de la caja exterior
del manto mineral en una vertical de 40 a 50 metros, produciendo
la consiguiente discontinuidad en los planos de la estratificación
i atribuye el broceo de las ricas condensaciones de plata nativa
que allí tuvieron lugar a la interposición de la diorita, dentro
de cuya roca es jeneral la esterilidad de los filones.
Los textos originales fueron digitalizados, transformados a ASCII redactados y traducidos por Dr. Wolfgang Griem.
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Literatura
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Colección:
• San Román, Francisco (1894): Reseña Industrial e Histórica de
la Minería i Metalurgjia de Chile. - Santiago de Chile, Imprenta
Nacional, Moneda 73; 501 páginas. [Colección W. Griem]
• Orrego, A., Orrego, L., Silva, C., Montaner, R. & Tornero, J.
(1903): Chile, Descripción física, política, social, industrial
y comercial. - 308 página; Ed. Carlos Tornero, Libreria C. Tornero, Santiago
de Chile. [Colección W. Griem]
● San Roman, F. , Muñoz, S., Chadwick, A. & Pizarro, A.
(1892): Carta Jeográfica del desierto i cordilleras de Atacama. -
Dirección Obras Publicas, sección de geografía y minas; Santiago de
Chile. [Colección W. Griem]
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