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W. Griem, 2009 - 2021
Domeyko (1844)
Contenido
Figuras
Anotaciones
Texto de Domeyko
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página +
Anotaciones
Texto extraído de:
Domeyko, I. (1903): Jeología. – Tomo Quinto, edición
oficial; Santiago de Chile (Imprenta Cervantes); 534 páginas, 8 láminas.
(Colección W. Griem)
Página 111 - 122
Los textos originales fueron digitalizados, transformados a ASCII redactados y traducidos por Dr. Wolfgang Griem.
Literatura: Domeyko
español / deutsch / english
Texto Domeyko: Valle del Elqui
Página 111 - 122
IV Noticia sobre un terreno estratificado situado en la alta
cordillera y sobre los filones metalíferos pe lo acompañan (1844)
El valle de Elqui es uno de los valles principales
de la provincia de Coquimbo; corta a la cadena de los Andes en la
dirección ENE y desemboca en la bahía de Coquimbo; se reúne a otros dos
valles longitudinales, de los cuales el de Diaguito corre en la
dirección NNE y el otro más ancho y que tiene cerca de diez leguas de
largo, se dirige al sur. En la unión de estos tres valles y en los
contornos de la bahía se halla una cuenca terciaria con mantos
horizontales y allí es donde se encuentra esos valles dobles y triples
observados por el capitán Hall (Lyell's Principl. of Geol. T.) que se
notan en todos los valles trasversales de Chile y que, no se encuentran
o son apenas perceptibles en los valles longitudinales: Consecuencia
evidente del origen que se les ha asignado.
Partiendo de la costa para remontar el valle de Elqui, se ven primero
rocas granitoideas, y una hermosa sierrita con feldespato rosado,
anfíbol verde que salen al sol en la propia entrada de la bahía de
Coquimbo.
Luego estos granitos pasan a las dioritas y después a los pórfidos
verdes que encajonan el valle hasta una distancia de más de diez leguas
del mar donde este valle empieza a estrecharse y vuelve primero al NE y
después al ENE.
En esta primera angostura se ven cerca de Puclaro escarpes
cortados a pico compuestos de estratos muy onduladas conteniendo alguno
yeso y rocas feldespáticas compactas y homogéneas; a dos leguas de
distancia el valle se ensancha de nuevo, los cerros se redondean,
cambian de aspecto y de color; pero todavía se los encuentra compuestos
de rocas dioríticas análogas a las que tocan a los granitos de la costa.
Aquí están situados el hermoso pueblo de Tambo, la ciudad de Elqui, San
Isidro y la Diaguita con sus viñas y enormes higueras, sus jardines y
sus prados artificiales, todo esto denuncia cierta holgura y un estado
floreciente de la sociedad, pero nada de nuevo presenta al geólogo.
Cuatro leguas más adelante, el valle se estrecha de nuevo, y pronto se
llega al lugar donde el río Claro, un torrente de agua clara y limpia,
se reúne al río Turbio de aguas blanquecinas para formar el río Elqui.
En la unión de estos torrentes y en el fondo de un valle triangular se
agrupa un hermoso plantío de árboles frutales que sombrean la hacienda
de Rivadavia, en medio de rocas desnudas y áridas que por todos lados se
levantan casi a pico. Aquí, pues, el valle de Elqui bifurca en otros
dos, de los cuales el del río Turbio se dirige al SE y el otro se
prolonga hacia NNE. Una masa de cerros que los separa hace reaparecer
debajo de las rocas más raras y variadas un terreno de estratificación
fosilífera, un verdadero horizonte geológico que me propongo describir.
Este terreno corresponde por su dirección al de la cadena principal de
los Andes; se desvía poco del meridiano y corta el cerro que separa los
dos valles a media legua de su punto de reunión. En seguida se halla
interrumpido por esos mismos valles y reaparece aunque completamente
modificado en sus caracteres geológicos y mineralógicos, en la orilla
derecha del río Claro, y por el otro lado, al norte del valle del río
Turbio (Nota 1). Empezaremos por
describir:
1. La parte principal comprendida entre los dos valles. (Cerro de las
Tres Cruces. Véase Lám IV.)
2. Pasaremos en seguida al otro lado del río Claro para examinar la
parte sur del sistema (B) fig. 2.
3. Seguiremos el mismo terreno en su prolongación más allá del río
Turbio (E) fig. 3.
4.1 Parte del medio. Cerro de las
Tres Cruces
El cerro que contiene este terreno se llama cerro de las Tres Cruces. En
él se ven los mantos fuertemente enderezados, formando un ángulo de 40°
a 50° con el horizonte; todo el sistema se apoya contra cerros
graníticos al este, y sale debajo de los pórfidos. He aquí la sucesión
de mantos que se nota Fig. 1, Lam. IV.
a) Un terreno movedizo compuesto de desmontes y bloques graníticos,
oculta el contacto del terreno estratificado con el granito.
b) Los primeros mantos que salen al sol se componen de greda rojiza,
conteniendo-guijarros de cuarzo lechoso semejantes a los guijarros de
greda de los Vosgos y los granos mismos presentan a veces un aspecto
semi-cristalino. Los guijarros se hallan dispuestos por capas paralelas
a los planos de estratificación.
c) Encima reposa una greda blanca más o menos calcárea, con guijarros de
cuarzo dispuestos de la misma manera que en la greda precedente.
d) Viene en seguida un banco con conchas de una caliza gris compacta.
Solo se encuentran en ella conchas de la familia de los pectenes, las
dos valvas están reunidas, no fracturadas; las conchas dispuestas en
familias y situadas en su posición natural. El sistema está interrumpido
por un manto de arena proveniente de la desagregación de la greda.
e) A unos treinta pies debajo del primer banco con conchas se vuelve a
encontrar un manto de cerca de 2 metros de espesor de la misma greda que
(c). En ella se ve aun los mismos guijarros de cuarzo dispuestos por
capas.
f) Esta greda pasa a la caliza blanca arenosa que no contiene restos
orgánicos.
g) Sobre esta caliza reposa otro manto calizo de cerca de un metro de
espesor enteramente compuesto de conchas. La especie más abundante es
aun la misma que la de los pectenes del manto (d); y además se
encuentran en ella otras siete u ocho especies de bivalvas
(terebrátulas? trigonias? grifitas?) y ammonitas (Nota
2).
h) Inmediatamente encima de este banco con conchas empieza una serie de
estratos rojas ya compactas, esquistoideas, que hacen un poco de
efervescencia con los ácidos, ya arenáceas conteniendo los mismos
guijarros, y en gran cantidad, cuarzo lechoso, como las gredas y calizas
arenosas de los mantos inferiores.
A medida que estos guijarros desaparecen, la estructura de las rocas se
hace más y más cristalina; se ven aparecer partes feldespáticas, y luego
se llega a los pórfidos verdes con feldespato blanco, como son la mayor
parte de los pórfidos del valle de Elqui.
En el contacto de este pórfido con el terreno de sedimento que acabo de
describir se ve un filón metalífero que solo tiene un pie de ancho y
sube casi verticalmente por el cerro, atravesando el pórfido sin
prolongarse en los estratos del terreno estratificado. Este filón
contiene una gran variedad de minerales y particularmente protóxido de
cobre mezclado con óxido de fierro, (Ziegelerz) hidrato de fierro,
carbonatos y silicatos de cobre y calamina; la ganga contiene mucho
espato calizo.
II
4.2 Terreno situado al otro lado del valle del río Claro
(B):
Pasemos ahora al examen del que corresponde al mismo terreno al otro
lado del valle de Río Claro.
Aquí los mantos y los estratos se encuentran más accidentados y
desgarrados a causa del gran número de filones y vetas metalíferas que
los acompañan. Para abarcar el conjunto del terreno y las partes
correspondientes, es menester remontar el valle hasta Paiguano, y echar
una mirada sobre el cerro de las Tres Cruces y los cerros situados al
frente, al otro lado del valle. Se verá por un lado los afloramientos
del terreno que acabo de describir, y que bajan desde casi la cima del
cerro hasta el valle; y por el otro lado rocas blanquizcas en forma de
mantos y estratos desgarradas e interrumpidas, remontando a altura
considerable y afloran en una corrida de escarpes que se dirigen al sur
a lo largo de la quebrada muy profunda de Paiguano.
(P. IV, fig. 2).
La parte estratificada del terreno se compone de mantos de greda blanca
y de diferentes bancos porfiroídeos, separados por otros calcáreos o
cuarzosos y por rocas análogas a los estratos rojos del corte
precedente. Se notan en ella todavía loa mismos guijarros de cuarzo
implantados en una masa cuarzosa, como si la misma greda que se ve
desagregarse con facilidad en el contacto de los bancos con conchas
hubieren experimentado en este lugar un principio de fusión por el
contacto de los filones que la atraviesan. Los lugareños me han
asegurado que siguiendo los mismos escarpes al sur, se encuentra en un
cerro muy elevado las mismas conchas que las de Tres Cruces y me han
traído algunos fragmentos caídos de lo alto de un escarpe inaccesible.
El conjunto del terreno reposa sobre rocas cuarzosas casi compactas, que
pasan a los pórfidos cuarcíferos y se halla recubierto por pórfidos
verdes como en el caso precedente.
4.2.1 Mina de cobre de las Aujillas:
Aquí se ve un filón de cobre (la mina de las Aujillas), que atraviesa
todo el terreno de estratificación y aflora a lo largo del escarpe mismo
en una extensión de 500 a 600 pies. Es casi vertical, con un ligero
manteo hacia el SW y, por consiguiente, corre muy cerca de la superficie
de los esa carpes mismos. Es una especie de chimenea, cuyo ancho no pasa
de un pie y que rara vez baja a más de doce de profundidad debajo del
afloramiento. Se cierra más abajo, dejando una salbanda cuarzosa y
disminuye de dimensiones a medida que se eleva y se aleja del valle,
acercándose al lugar donde me habían señalado las rocas calcáreas. Las
partes metalíferas se encuentran en la parte baja de la veta por el lado
del valle: allí se encuentran óxidos, carbonatos y silicatos de cobre,
hidrato de fierro y partes piritosas, mientras que en la parte alta
donde la veta se acerca a las calizas se nota en abundancia granates,
epidota, anfíbol, cuarzo prismático, espato calizo, etc. Las rocas que
tocan a la cabeza de la veta han tomado por todas partes una estructura
más o menos porfiroídea, mientras que las del lado del piso son en
general más homogéneas, compactas, y se parecen a las rocas cuarzosas de
la parte baja del terreno. Independientemente de la veta que acabo de
describir, se ve otra parecida, pero de poca extensión, en los estratos
de cuarzo a un centenar de pies debajo de la primera, y además se acaba
de descubrir varias vetas de cobre en los pórfidos que recubren este
terreno, en la cumbre del cerro.
4.2.2 Mina de plomo platos o de
Paiguano:
Para examinar en seguida el contacto de este terreno con el granito, si
se baja por el lado donde se hallan dichos escarpes yendo al este, se ve
primero en el fondo de la quebrada de Paiguano, un pórfido cuarzoso
atravesado por un filón de plomo argentífero. Este filón es vertical y
corre más o menos de norte a sur; tiene cerca de 2 pies de ancho en su
parte inferior, y desciende a más de 150 pies debajo del afloramiento;
pero disminuye de ancho y en hondura, a medida que se eleva en el
cerro. Su afloramiento se presenta en una longitud de más de 300 metros.
La roca encajante es un pórfido de pasta compacta blanca y con granos de
cuarzo vidrioso; la salbanda es blanca, homogénea, de fractura terrosa,
áspera al tacto. El mineral varia de naturaleza y de calidad; el de la
parte baja del filón contiene carbonato de plomo cerca del afloramiento
y galeras argentíferos en el fondo, mientras que en la parte alta y en
afloramientos situados cerca de la cumbre del cerro, el carbonato de
plomo predomina y se mezcla con carbonato azul de cobre, espato calizo,
hidrato de fierro, etc. (La cantidad de plata en el mineral carbonatado
es 0,0005, y en los sulfuros, varia de 0,001 a 0,0015). Dejando ahora
detrás esta mina y las rocas cuarzosas, si avanzamos más al este hacia
la cordillera, el primer cerro que se nos presenta es de granito. Se
nota en él una hermosa variedad de granito compuesto de feldespato
rosado, cuarzo, mica y de otra especie de feldespato que se presenta en
muchos granitos de la costa de Chile y que es verdoso. Aquí el granito
está atravesado por filones cuarzosos y se ve en él una antigua mina
abandonada. El mineral contiene probablemente cloruro de plata o plata
nativa, lo beneficiaban, en efecto, por amalgamación, por el método
ordinario del país, lo que nunca se hace con los minerales sulfurados
plumíferos, de los cuales hasta el presente no se saca ninguna ventaja
en el país. Algunas piedras extraídas de los desmontes de la mina me han
dado una ley de 0,00095 y el mineral no contiene ni azufre ni arsénico,
y no disminuía de ley por medio de una prolongada digestión en amoníaco.
III
4.3. El mismo terreno más allá del río
Turbio:
Volvemos a pasar ahora el cerro que separa los dos valles para ver como
se presenta el terreno del cerro de las Tres Cruces en su prolongación
por la parte norte. Efectivamente se encuentra allí todavía un terreno
de estratificación bien pronunciado; los estratos son bastantes
regulares, pero los caracteres de las rocas, su posición y su aspecto
son enteramente distintos. Adjunto aquí un corte del terreno tomado a
una legua de Rivadavia en la orilla derecha del río Turbio, cerca del
lugar que se llama Malpaso de Varillas (Pl. IV fig. 3)
a y b) Son masas de pórfidos que forman un escarpe cortado a pico y que
sostienen todo el sistema de estratificación.
El pórfido (a) es un hermoso pórfido amigdaloideo con núcleos
cristalinos verdes (epidota) y pasta parda rojiza. El pórfido pasa a
otro (b) compuesto de la misma pasta que el precedente con grandes
cristales de feldespato blanco y muchos alargados cristalinos llenos
de la misma sustancia que del pórfido (a).
c) El pórfido (b) entra y se ramifica en un manto calizo que forma aquí
la base del terreno estratificado. La caliza es compacta, gris, de
fractura esquillosa (contiene 0,002 de magnesia y 0,03 de arcilla
inatacable por los ácidos). El hermoso pórfido (b) forma especies de
vetas y filones en medio de esa caliza.
d) Inmediatamente encima de la caliza empieza un terreno de más de
doscientos pies de espesor enteramente compuesto de conglomerados rojos
dispuestos en mantos y estratos que mantean al oeste bajo un ángulo de
35° a 40°. Se distinguen en él partes calizas y partes cuarzosas,
guijarros y fragmentos de rocas compactas rojas, análogas a ciertos
bancos del terreno (b) del corte de las Tres Cruces.
e) En fin esas gredas que se vuelven más y más feldespáticas pasan a los
pórfidos que les recubren, y que presentan mucha variedad en sus
caracteres mineralógicos. Se observa sobre todo un pórfido gris de
cristales alargados, blancos, con papas de jaspe blanco listado.
Aquí, como en el caso precedente, el terreno está acompañado de filones
metalíferos cuyos yacimientos se relacionan sobre todo con los pórfidos
que se extienden en los mantos de sedimentos y componen los cerros
situados al oeste del río Turbio. En estos pórfidos es donde se hallan
las minas de cobre de la quebrada de la Plata situada a 3 leguas al NW
de Rivadavia y particularmente la mina de Layla. El pórfido encajante y
los filones que lo atraviesan contienen muchas partes calizas; la roca
está agrietada en todos sentidos y se desagrega muy fácilmente; el
mineral se compone de óxidos, carbonatos y silicatos de cobre, mezclados
con espato calizo y fierro hidratado. Un poco más al oeste cerca de
Rivadavia se ve también en el mismo pórfido la mina del Cerro Alto que
ha producido, fuera de minerales oxidados, un mineral muy bueno
oxisulfurado (conteniendo más de 50 por ciento de cobre) de la clase de
minerales que los mineros del país llaman metal acerado (doy la
descripción de estos minerales en una memoria aparte). Es probable que
sea todavía al mismo yacimiento al cual se deba relacionar las minas de
cobre de Tirado, de Chaiai, etc, situadas más o menos en la misma
dirección, y produciendo también minerales análogos (óxidos, carbonatos
y silicatos).
Resumiendo lo que acabamos de decir sobre las diversas porciones del
terreno estratificado se ve:
1. Que el grupo de rocas que constituye este terreno se vuelve a
levantar por debajo de las masas porfídicas y reposa sobre granitos del
interior de la cordillera: se diría que su posición geológica se halla
comprendida entre el sistema de solevantamiento central producido por
los granitos y el sistema de grietas laterales por las cuales han
salido las masas porfídicas.
2. Que las partes menos accidentadas de este terreno se hallan
caracterizadas por ciertos fósiles (de la familia de los pectenes, de
las amonitas, de las terebrátulas, etc.) por guijarros rodados y por
bancos calizos arenáceos; el conjunto del terreno presenta todas las
irregularidades posibles, fallas y desgarraduras que resultan de esta
misma posición entre dos sistemas de dislocación.
3. Que en el contacto de dicho terreno con las masas cristalinas,
aparecen filones metalíferos; que esos filones suben ordinariamente en
los lugares más accidentados, y que las mismas rocas de sedimento,
habiendo debido experimentar grandes modificaciones por la acción de las
materias ígneas que las han dislocado, se encuentran en medio de ese
terreno mantos metamórficos cuyo reconocimiento podría servir para
conocer el mismo terreno en otros lugares donde a consecuencia de
revoluciones repetidas todo este terreno está enteramente cambiado y
trastornado en sus elementos.
Habiendo concebido así una idea general del terreno de sedimento que
aflora más o menos a medio camino de la costa a la línea de las cumbres
de la cordillera, remonté todavía por el valle del río Claro hasta 8
leguas más adentro, más allá de Monte Grande, y examiné de nuevo las
rocas del valle de Elqui volviendo a Coquimbo. En la primera parte de
esta excursión, es decir, alejándome de dicho terreno para dirigirme
hacia el este solo he visto granitos de diferentes aspectos cuya
principal variedad se compone de feldespato blanco, cuarzo y mica negra.
El granito se parece al de la costa, y como éste, contiene a menudo
anfíbol al mismo tiempo que mica, Sucede a veces que la mica desaparece
casi completamente, y la roca pasa entonces a las sienitas de grano
fino, semejantes a las rocas de la misma especie de la costa. La misma
analogía se vuelve a encontrar en los filones que atraviesan el granito
del interior y los de la costa. Se dirigen, en su mayor parte, dé norte
a sur. Hay algunos que se agrupan muy cerca los unos de los otros,
conservando al mismo tiempo su paralelismo, como he tenido ocasión de
observarlo en un cerro granítico situado frente a la hacienda de Monte
Grande, y atravesado por una sucesión de filones verdes, de los que doy
un corte (Pl. IV fig. 4)
A media legua de allí (yendo siempre al este) se ven filones semejantes,
en su mayor parte cuarzosos, atravesando los granitos que separan el
valle de Cuchiguay del valle del río Monte Grande. Hay filones de estos
que contienen partes metalíferas, algunas vetas de silicatos y
carbonatos de cobre y trazas de plata nativa, pero el principal metal
cuyo yacimiento parece relacionarse a esas masas granitoideas, a que se
halla repartido en partículas invisibles en medio de filones cuarzosos,
es el oro. Hay una mina de este metal a tres leguas de Paiguano en el
fondo del valle del río Claro; otra más arriba, a cinco leguas de Monte
Grande. Las minas se hayan abandonadas a causa del poco oro que dan los
minerales y de los enormes gastos que demanda su explotación. Se sabe
que las otras minas de oro de Chile se hallan en los granitos de la
costa.
En fin, en esta gran variedad de filones se distinguen casi todas las
variedades de rocas que se vuelven a encontrar en masas y cerros no
estratificados, situados entre los granitos del interior y los de la
costa: pórfidos verdes, pórfidos anfibólicos, rocas compactas sieníticas
que se dividen ya en bolas ya en tablas y romboedros, muchas otras rocas
cuyo examen demandaría un largo trabajo, concurren para formar estos
filones. Se encuentran en ellos hasta rocas amigdaloides que
corresponden con ciertas amigdaloides de los terrenos porfídicos, es lo
que se ve en un filón que se halla cerca de Monte Grande (en el cerro
que separa el río Cuchiguay del río Monte Grande). El filón, que solo
tiene un metro de ancho se compone de dos partes, de las que una
consiste en un feldespato rosado compacto, con granos de cuarzo
vidrioso, y el otro es negruzco, amigdaloides con núcleos concéntricos,
semejante a las amigdaloides que se encuentran cerca de Marquesa más o
menos a la mitad de la distancia de aquí a la costa.
Me resta decir que, regresando a Coquimbo por el mismo valle de Elqui, y
examinando de nuevo las rocas que se presentan en los escarpes a ambos
lados del valle, en la primera angostura que forme éste entre Marquesa"
y el Tambo , creo haber reconocido la presencia del mismo terreno de
estratificación cerca de Puclaro. Aquí el terreno no contiene sino rocas
compactas esquistoideas que producen una ligera efervescencia con los
ácidos y algunos estratos de yeso que se explota para los usos del país
en una mina situada a una legua de distancia al norte de Puclaro.
Habiendo dejado este terreno cerca de Rivadavia, recubierto por los
pórfidos y manteando al oeste, aquí se lo ve reaparecer por debajo de
los mismos pórfidos manteando al este. Corta el valle transversalmente
en dirección que corresponde a la de los mantos que ya hemos descrito.
El valle es muy estrecho, profundo; los estratos que se dibujan en los
escarpes de ambos lados corresponden perfectamente bien y por
consiguiente el valle debe su origen a una grieta producida
transversalmente a la dirección del terreno. Bajando por el valle se ve
luego que los mismos mantos toman una posición horizontal, y después
vuelve a mantear al oeste, es decir, con una inclinación en sentido
contrario a la en que los hemos visto salir al sol cerca de Puclaro. Se
ha notado que este terreno, todavía antes de perderse debajo de los
pórfidos, presenta dislocaciones notables, fallas y desgarraduras (como
se las ve cerca de “Aguay-panguy”) y se halla atravesado por numerosos
filones porfídicos. En fin pierde completamente su carácter de
estratificación y pasa a los pórfidos; al mismo tiempo los escarpes
desaparecen, el valle se ensancha y no se ve ya ningún vestigio de
estratificación desde Marquesa hasta el mar en una extensión de terreno
de más de nueve leguas (Nota 3).
Para conexionar estas últimas consideraciones a las que les han
precedido, adjunto un corte teórico del terreno tomado en el sentido del
valle de Elqui, desde la costa hasta más allá de Monte Grande (en más de
treinta leguas de extensión). Pl. IV fig. 5
[fin pág. 122]
Figura de Domeyko: Geología del valle Elqui: Véase en grande
Notas:
Nota 1: Para hacer más intelijible la
descripción he agregado al fin de la memoria un croquis de la carta del
valle de Elqui y de su bifurcación más arriba de Rivadavia. Habiéndose
quebrado mis barómetros en este viaje no pude medir la altura en que
está este terreno.
Nota 2: Leo en un diario chileno,
El Araucano, publicado en Santiago, que M. Gay (que visitó
el valle de Elqui en 1837) reconoció que los granitos, cayo yacimiento
empieza cerca de Rivadavia, continúa hasta el centro de las cordilleras
y que al llegar a Tilito cerca ya de la línea de las cumbres encontró
ese granito recubierto por un terreno análogo al que acabo de describir.
En este terreno encontró a 16.399 pies ingleses de altura entre el pico
de Doña Ana y el Portezuelo de Tilito un manto calcáreo, conteniendo
plajiostoinos, amonitas, terebrátulas, etc. Se lee también en los
Proceed. of Geol. Soc. of London, v. II núm. 42, que Mr. Darwin encontró el mismo terreno a 12.000 p. in. sobre el nivel del
mar, en el paso de Puquenas, donde recogió en un roca negra caliza,
impresiones de grifeas, ostreas, turritelas, amonitas, terebrátulas. Las
dos turbinitas (núm. 33-34) que adjunto a la colección serán
probablemente las turritelas de Mr. Darwin y provienen de otra localidad
de la costa de Copiapó.
Nota 3: Estoy por creer que es con
este segundo grupo de rocas porfídicas y con su paso a las dioritas se
debe relacionar el yacimiento de las principales minas de cobre de Chile
(minas de la Higuera, de Brillador, de Tambillos, de Tamaya, etc.) al de
las minas de oro pertenecientes a las rocas granitoideas.
Procedimiento:
El texto ha sido digitalizado (Scanjet HP G3110), convertido con OCR a
ASCII, (ABBYY fine Reader versión 14) y el texto ha sido parcialmente
adaptado a la ortografía actual.
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Domeyko, I. (1909): Jeología. – Tomo Quinto, edición
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